thActualmente cada vez es más habitual encontrar adolescentes (sobre todo chicas) que presentan un patrón de cierto nivel de abuso de alcohol y, al tiempo, algún TCA o, sin llegar a padecer anorexia o bulimia, muestran una gran preocupación e insatisfacción con su cuerpo y llevan a cabo conductas de control de peso asociadas a ello. Esta relación es una tendencia social alarmante debido a su doble peligrosidad.

Drunkorexia es un término que, no siendo médico, se está empezando a utilizar para designar este tipo de comportamiento en el que se juntan la obsesión por la delgadez y el deseo de salir y beber tan característico entre los adolescentes de nuestra sociedad actual. La drunkorexia aúna tres factores: no comer para compensar así las calorías vacías que se ingerirán posteriormente con el alcohol (lo que además tiene el peligroso “beneficio” de que, al beber con el estómago vacío, el alcohol afecta más y lo hace más rápido),  realizar ejercicio excesivo tras la ingesta de alcohol, de nuevo para compensar y, por último, beber en exceso como purga, para enfermar y vomitar lo que se haya comido antes.

Diferentes estudios han mostrado la correlación que existe entre el abuso de alcohol y los TCA así como la que se puede encontrar (aunque de primeras puede parecer contraintuitiva) entre el consumo alcohol y el abuso de ejercicio físico. Ambas relaciones se pueden justificar desde la compensación con el objetivo de no ganar peso.

La obsesión por el cuerpo y la imagen está haciendo que la drunkorexia sea un problema cada vez más habitual, ya que permite a los jóvenes preocupados por su cuerpo y su peso salir y beber, con la aceptación social que esto supone entre su grupo de iguales, sin tomar más calorías de las que desean, ¿quién no ha oído en algún momento que beber alcohol engorda? La drunkorexia es doblemente peligrosa; por un lado tiene todas las consecuencias negativas de cualquier TCA pero, además tiene otras graves consecuencias para la salud asociadas al abuso de alcohol (que, por ejemplo, puede afectar al cerebro, que en esa etapa aún se encuentra en pleno desarrollo, lo que podría traer consigo múltiples consecuencias negativas en un futuro) e incluso puede llevar a desarrollar una adicción al alcohol.

Ante el aumento de esta tendencia hacia la drunkorexia debemos plantearnos dos preguntas:

  1. ¿Por qué esa creciente preocupación e insatisfacción por el cuerpo? Los adolescentes cada vez basan más su autoestima en lo que reciben desde el exterior, vivimos en una cultura de exposición que puede promover una sobrepreocupación por ser perfecto, tener la vida perfecta y, por supuesto, el cuerpo perfecto.
  2. ¿Por qué esa necesidad de salir y beber hasta el nivel de desconectar de la realidad? El abuso de alcohol es algo completamente normalizado entre los jóvenes, ¿lo hacen simplemente por la aceptación de los pares? ¿Porque la cultura lo impone? ¿Simplemente lo están aprendiendo de sus mayores o de figuras de referencia televisivas o hay algo más detrás?  ¿Están huyendo de algo? ¿Es esa necesidad de “anestesiarse” una forma de huir de su ansiedad, de sus problemas, de su realidad?
Ainara Rivas Olivera
Psicóloga en MasaM

Referencias:

Barry, A., Piazza-Gardner, A. (2012). Drunkorexia: Understanding the co-occurrence of alcohol consumption and eating/exercise weight management behaviors. Journal of american college health. 60(3) 236-243.

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