El día 21 de marzo fue el Día Mundial del Síndrome de Down. Se trata de una condición genética que se produce cuando una persona tiene una copia adicional del cromosoma 21. Normalmente, las células humanas tienen 23 pares de cromosomas, pero en el síndrome de Down, hay un tercer cromosoma 21 (trisomía 21) presente en cada célula. Esta condición puede causar una serie de características físicas distintivas, retrasos en el desarrollo y ciertos problemas de salud. Cabe destacar que, aunque los síntomas son comunes, cada persona es única por lo que las intervenciones de deben adaptar a cada uno/a de ellos y a sus familiares.

A continuación, se mencionan algunas áreas de interés que se pueden trabajar desde el ámbito de la psicología:

  • Evaluación del desarrollo: se pueden llevar a cabo evaluaciones de desarrollo para determinar las fortalezas y necesidades de una persona con síndrome de Down en áreas como el lenguaje, la cognición, las habilidades motoras y sociales. Estas evaluaciones pueden ayudar a guiar la intervención temprana y el apoyo educativo.
  • Intervención temprana: Los programas de intervención temprana brindan apoyo y servicios especializados desde una edad temprana para ayudar a los niños con síndrome de Down a alcanzar su máximo potencial en el desarrollo. Los psicólogos pueden colaborar en la planificación e implementación de estas intervenciones, trabajando con familias y otros profesionales para diseñar programas individualizados.
  • Apoyo emocional: ofrecer apoyo emocional tanto a las personas con síndrome de Down como a sus familias, orientándoles en como apoyar las necesidades emocionales de sus seres queridos. Pueden ayudar a las personas a desarrollar habilidades para enfrentar el estrés, manejar las emociones y construir relaciones satisfactorias. Ruiz (2013) propone en su artículo la necesidad de trabajar la educación emocional como un componente esencial de la formación integral de las personas con dicho síndrome.
  • Educación inclusiva: colaborar con el personal de los centro educativos y educadores para desarrollar programas educativos inclusivos que satisfagan las necesidades únicas de los estudiantes con síndrome de Down. Esto puede incluir adaptaciones curriculares, estrategias de enseñanza específicas y apoyo para la inclusión social en el entorno escolar (compañeros/as, profesorado…).
  • Transición a la vida adulta: ayudar a las personas con síndrome de Down y sus familias a planificar la transición a la vida adulta y la ejecución de su proyecto de vida, incluida la preparación para la independencia, la educación vocacional, la vida comunitaria y el empleo. Pueden brindar orientación sobre habilidades sobre la vida diaria, habilidades sociales y las diferentes opciones de apoyo en la comunidad.

 

En resumen, la psicología desempeña un papel integral en el apoyo integral a las personas con síndrome de Down, abordando aspectos emocionales, sociales y educativos para promover su bienestar y desarrollo óptimo.

 

Os dejamos un link de la asociación Down de España donde podéis observar un documento que han realizado sobre la salud mental y el síndrome Down: https://www.sindromedown.net/wp-content/uploads/2014/09/98L_guiasaludmental4def.pdf

 

Referencias

Ruiz, E. (2013). Programa de educación emocional para niños y jóvenes con síndrome de Down. Revista Síndrome de Down, (21)84-93.

 

Dra. Olga Martin Díaz                                                                             Dña.  Esther Rosado Luna

olgamartindiaz@gmail.com                                                      esther.rosado.luna@gmail.com; Col- N-01758

MASAM    

Olga Martín Díaz
Col-M-12996
Psicólogo especialista en Psicología Clínica
Psicóloga Forense y Criminóloga, Máster en Psicoterapia
Especialista europeo en Psicoterapia Europsy
Profesora del Máster General Sanitario de Psicología
en TCA, UNAV, Pamplona

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