Más allá de su básica función nutricional la alimentación comporta también una dimensión social, ya que media los intercambios interpersonales vehiculizando así numerosos valores simbólicos; además la alimentación es una de las primeras funciones que sirven de apoyo al desarrollo de la vida pulsional de las personas.
Los trastornos de la conducta alimentaria más comunes son la anorexia y la bulimia nerviosas, aunque también se engloban otros como el trastorno por atracón.
La anorexia nerviosa se caracteriza por una pérdida significativa de peso provocada por la decisión voluntaria de adelgazar.
La bulimia nerviosa se caracteriza por la presencia de atracones recurrentes seguidos por conductas compensatorias inapropiadas como la provocación del vómito o el uso de laxantes.
El incremento del número de casos de dichos trastornos ha generado una gran alarma social ya que la constante presencia de la imagen de un modelo ideal de belleza, compartido y reconocido socialmente, supone una presión altamente significativa en todos y cada uno de los miembros de la población.
Los trastornos de la conducta alimentaria tienen mayor prevalencia entre las mujeres y los adolescentes, que parecen ser especialmente vulnerables, ya que además los jóvenes suelen ser más fácilmente influenciables, por ejemplo, por los medios de comunicación; actualmente casi uno de cada cuatro anuncios que llegan a un público femenino invitan de alguna manera a perder peso. Esto no significa que los trastornos de la conducta alimentaria afecten exclusivamente a las mujeres; los TCA también afectan a hombres, aunque sí es cierto que, al menos de momento, esto es menos habitual.
Ainara Rivas Olivera
Psicóloga en MasaM
Si quiere profundizar más en los trastornos de conducta alimentaria puede descargar y consultar el archivo adjunto: TCA
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