Los últimos actos de terrorismo han activado (más si cabe) las alarmas de todo el mundo; no podemos negar que la gente tiene cada vez más miedo y actos como los atentados en la sala Bataclan en París o los más recientes en Bruselas y Pakistán no hacen sino incrementar ese temor. La pregunta es ¿pueden los actos terroristas desencadenar respuestas solidarias a pesar de (o debido al) miedo que generan? Por ejemplo, durante los atentados de Paris fueron muchos los parisinos que tuitearon con el hashtag #PorteOuverte (puerta abierta) para ofrecer a desconocidos (principalmente a turistas, pero también para personas que se hubieran visto sin alternativas para llegar a sus casas por el cierre del metro y las demás medidas de seguridad) un lugar seguro donde esconderse.
Ante el impacto que todos estos actos están teniendo sobre la gente dos investigadores de las universidades de Pittsburg y de Cornell realizaron un estudio con el objetivo de analizar cómo un acontecimiento destructivo y perturbador puede desencadenar expresiones emocionales entre comunidades distintas, es decir, miembros de una comunidad expresando su apoyo y sus sentimientos a los de otra.
Los investigadores se basaron en datos de publicaciones de Twitter tras los atentados del maratón de Boston de 2013. Su objetivo era estudiar cómo habitantes de distintas ciudades expresaron a los bostonianos tres emociones distintas: miedo, solidaridad y simpatía; y para ello analizaron más de 180 millones de tweets geocodificados.
Entre las conclusiones del estudio destaca que la expresión de reacciones emocionales (especialmente de miedo) se relaciona de forma directa con la mayor o menor proximidad territorial así como con las relaciones (tanto personales como on-line) con residentes en Boston.
Otra de las interesantes conclusiones de este estudio es la relación encontrada entre miedo y solidaridad. Las comunidades que expresaron más miedo también expresaron una mayor solidaridad (especialmente si a la variable miedo se le sumaba la existencia de relaciones personales con habitantes de Boston).
Según los propios investigadores, estos datos demuestran que el miedo no es necesariamente malo ya que puede jugar un papel muy importante la hora de despertar la solidaridad de otras comunidades; además defienden que su estudio podría tener implicaciones a la hora de anticipar cómo las comunidades van a responder a acontecimientos de alto impacto, no sólo a atentados sino también a desastres naturales y a otras problemáticas como los tiroteos en las escuelas.
Podeis encontrar el estudio “The ripple or fear, sympathy and solidarity during the Boston bombings” en el siguiente link:
http://epjdatascience.springeropen.com/articles/10.1140/epjds/s13688-014-0031-z
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