LA COVID-19, NOS HA LLEGADO COMO UN TSUNAMI Y DEBEMOS REFLEXIONAR SOBRE:
La psicología post Covid-19 y la “nueva normalidad – en estado constante de alerta con múltiples prevenciones”.
Antes de nada, comentar que los profesionales de la psicología se han tenido que subir al trabajo online para atender a sus pacientes en el estado de alarma.
En el caso de AMAITLP, esta asociación de la que formo parte y que cada día me hace admirar más la excelencia de su trabajo, tanto por el equipo humano de Psicólogos especializados en TLP y más disciplinas así cómo la Presidenta, trabajadora infatigable, Teresa Oñate; la junta directiva y el equipo de secretaría, María y Grétel; comunicación, Carlos, Regina y Raquel, han hecho posible prestar atención profesional a todos nuestros pacientes durante todo el estado de alarma y con los horarios de sus terapias. Un trabajo a considerar.
Cabe preguntarnos en qué vamos a modificar nuestros hábitos, nuestra afectividad, nuestra comunicación o nuestras empresas y negocios tras la Covid-19, ¿cómo ajustar honorarios por los ertes y eres que sufren las personas? ¿Cómo nos preparamos para ello? Desde luego, en AMAITLP, no hemos parado de interpelarnos para adaptarnos a la situación sobrevenida por la covid-19 y adaptar nuestro trabajo desde la excelencia y lo mejor de cada uno.
En primer lugar, ya que esto de la Covid-19; parece ser un enigma del que hasta la OMS ha estado cambiando las recomendaciones sanitarias al respecto a medida que se sabía más sobre la Covid-19.
Ante la pandemia actual y el estado de alarma vivido creo que deberíamos revisar que pasó con la Gripe Española para entender a ciegas esta Covid-19. Si no revisamos el pasado, lo ya vivido y sabido, erraremos, porque ante esta Covid-19 somos neófitos. Dicho esto:
Mortalidad por semana en París, Berlín, Londres y Nueva York. El pico es atribuible a la gripe. El texto dice: «Pandemia de gripe, mortalidad en Estados Unidos y Europa durante 1918 y 1919. Muertes de causas variadas, por semana, expresadas como una tasa anual por mil».
Mortalidad por edades de las epidemias de gripe normales de 1911 a 1917 (línea de rayas) y de la epidemia de 1918 (línea continua). El pico central muestra la peculiar mortalidad de 1918 entre niños, jóvenes y adultos.
La pandemia de gripe de 1918, también conocida como Gripe Española, fue una pandemia causada por un brote del virus Influenza A del subtipo H1N1.
A diferencia de otras epidemias de gripe que afectan principalmente a niños y ancianos, sus víctimas fueron también jóvenes y adultos con buena salud, y también animales, entre ellos perros y gatos.
Se considera la pandemia más devastadora de la historia humana, ya que en solo un año mató entre 20 y 40 millones de personas. Esta cifra de muertos, que incluía una alta mortalidad infantil, se considera uno de los ejemplos de crisis de mortalidad.
La enfermedad fue notificada por primera vez el 4 de marzo de 1918, en Fort Riley (Kansas, Estados Unidos) aunque ya en el otoño de 1917 se había producido una primera oleada heraldo en al menos catorce campamentos militares. Tradicionalmente se ha localizado al paciente cero en Estados Unidos, concretamente, en el Condado de Haskell, en abril de 1918, y en algún momento del verano de ese mismo año este virus sufrió una mutación o grupo de mutaciones que lo transformó en un agente infeccioso letal. El primer caso confirmado de la mutación se dio el 22 de agosto de 1918 en Brest, el puerto francés por el que entraba la mitad de las tropas estadounidenses aliadas en la Primera Guerra Mundial.
Recibió el nombre de Gripe Española porque la pandemia ocupó una mayor atención de la prensa en España que en el resto de Europa, ya que España no estaba involucrada en la guerra mundial y por tanto no se censuró la información sobre la enfermedad. Aunque el origen del virus se acepta que fue Estados Unidos —fue el 4 de marzo de 1918 en Camp Funston, uno de los campamentos militares establecidos en Kansas tras el comienzo de la Primera Guerra Mundial donde se registró el primer caso—, un estudio de 2014 plantea la hipótesis de que el origen de una de las cepas letales del virus pudo estar en Madrid, aunque sin pruebas científicas de que esto fuera así.
Con el fin de estudiar la pandemia de gripe, los científicos han empleado muestras de tejido de víctimas congeladas para reproducir el virus.
Dada la extrema virulencia del brote y la posibilidad de escape accidental (o liberación intencionada) de la cuarentena, hay cierta controversia respecto a las bondades de estas investigaciones. Una de las conclusiones de la investigación fue que el virus mata a causa de una tormenta de citosinas o citoquinas, lo que explica su naturaleza extremadamente grave y el perfil poco común de edad de las víctimas.
Dicho esto:
En general el ser humano siempre ha tenido dificultades para tolerar los cambios repentinos,y por tanto cabe pensar que aún es más difícil para el ser humano adaptarse a la declaración de un estado de alarma por una emergencia sanitaria grave y necesidad de confinamiento de manera repentina. O asumir esto o poner la vida en riesgo.
Cada persona ha tenido muy marcados sus tiempos e ideas frente a su vida y la sociedad.
Cómo psicóloga especialista en Psicología clínica mi experiencia de trabajo online 100% tanto con pacientes con diagnóstico de TLP así como de otros diagnósticos, me gustaría explicitar una serie de adaptaciones terapéuticas y reflexiones al respecto.
En relación a los ajustes y cambios que he tenido que implementar en mis terapias online con pacientes con TLP y otras patologías han sido:
Ante la obligación de trabajar online por el estado de alarma, he tenido que ajustar el encuadre terapéutico ya que los pacientes estaban en su casa y yo en la mía. He tenido que elegir un lugar en la casa donde tuviese intimidad para poder hacer la sesión online.
Por otro lado, ellos también han tenido que mostrarse en su entorno y muchas veces era en su habitación y mostraban al terapeuta su espacio; por ello, el vínculo terapéutico se hacía de manera natural, más cercano, más respetuoso y curiosamente más adulto y en el caso de muchos pacientes, mucho menos demandante, menos fusional y menos patológico.
En general todos los pacientes que he atendido, han agradecido mucho que todo el equipo de AMAI, haya estado en activo desde el mismo día que se declaró el estado de alarma.
También he observado un cumplimiento exquisito por parte de los pacientes del horario y asistencia a casi todas las sesiones.
La opinión de cada uno tiene un papel importante en su identidad comunitaria, el pensamiento y la ideología podría ser un matiz que te concede abordar una sensación de seguridad de lo que nos resulta conocido y cuasi familiar.
Permite un adaptarse como parte de un “nosotros y ellos” que hace de eje y coordenada que nos ayuda a hacer una determinada interpretación del mundo.
Ante una situación tan grave vivida y que seguimos viviendo a raíz de la covid-19, nos podríamos preguntar si es una oportunidad de crecimiento y aprendizaje mundial ya que jamás en nuestra existencia habíamos tenido que confinarnos tanto tiempo.
Como he referido en párrafos anteriores, el ser humano ya tiene experiencia en algo parecido a lo que enfrentamos hoy en día.
La peste negra, bubónica, cólera o el sida han estado presentes en nuestra historia como seres humanos y pudo haber aprendizajes necesarios para los países y los sujetos que pudieron salvar su vida.
Revisando la peste negra, en un periodo corto de tiempo, murieron la mitad de los europeos dando lugar a un descenso de la mano de obra para poder surtir las necesidades del mercado si bien muchos campos de cultivo desaparecieron por lo que el valor de la mano de obra aumentó su valor y así pudieron desaparecer los siervos.
Antes de la peste de 1348, muchos seres humanos se vendían junto con los huertos y las tierras, pero la pandemia propició una migración al mundo rural y por ende una mayor independencia de cada individuo.
Curiosamente toda cosa mala acaba trayendo cosas buenas e incluso innovación. Por ejemplo, en las fábricas en Estados Unidos la energía y los motores eléctricos estaban avanzados y desarrollados ya en 1890; sin embargo, no se pudo poner en marcha hasta 1920 ya que era absolutamente necesario reciclar a los trabajadores y rediseñar las fábricas siendo esto imposible hasta después del estallido de la I Guerra Mundial. Es decir, una tragedia como tal mejoró la productividad y sumó avances al desarrollo industrial.
La II Guerra Mundial también nos hizo reflexionar ya que pudo traer una reflexión que desembocaría en la Seguridad Social y en los sistemas de pensiones que conocemos hoy en día.
Desde que el tsunami de la Covid-19 llegó a nuestras vidas como reto sin igual los medios de comunicación, sin parar, nos han estado bombardeando con el monotema; la covid-19.
Hemos ido viendo cómo surgían informaciones contradictorias acerca del virus, han surgido muchas personas que parecían saber de pandemias como si fuese fácil manejar una emergencia sanitaria de la envergadura de la Covid-19.
También han surgido movimientos negacionistas sosteniendo que la existencia del coronavirus era una falacia y una confabulación China y conspiración mundial.
Ahora también tenemos que familiarizarnos con “la distancia social”, “la nueva normalidad” que tenemos que ir incorporando en gran parte de nuestros ámbitos vitales.
La OMS ha ido cambiando sus indicaciones a medida que se conocía algo más sobre la Covid-19.
Nosotros ¿en qué vamos a modificar nuestros hábitos, nuestra afectividad, nuestra comunicación, nuestras empresas, nuestro trabajo, nuestro ocio después de la Covid-19? ¿Cómo nos preparamos para ello?
En psicología, la “normalidad” siempre ha sido un tema a debate para poder diagnosticar o prevenir lo “anómalo”.
Actualmente como comentaba en párrafos anteriores, estamos amueblando el paradigma de la “nueva normalidad” y comentando entre compañeros de profesión que es aún muy infrecuente alguien que no esté pensando en ¿cuándo vuelve el pasado? ¿cuándo puedo volver a mi vida de antes?
La respuesta en este momento podría acercarse a una distopía.
Los protocolos y las normas que estamos viendo no son fáciles de cumplir, la población no es homogénea al respecto; tenemos negacionistas y cuando ellos salen a la calle y no cumplen ninguna medida sanitaria, su comportamiento delata quizá su forma de pensar.
Por otro lado, hay personas que están aterrorizadas con contagiarse y que siguen las medidas de seguridad de manera muy exhaustiva estando en una alerta constante del sistema nervioso autónomo que no les permite vivir su día a día con cierta tranquilidad en sus salidas a la calle ni sus entradas en casa.
Cómo señala el dicho popular: “el miedo es libre” y aunque tengamos elementos de protección y seguridad a nuestro alrededor, con frecuencia no son suficientes. Es por ello que con cierta premura cuasi urgencia, tenemos que ir construyendo y elaborando qué es “la nueva normalidad” para cada uno de nosotros y asumir y aceptar que de momento ha venido para quedarse un tiempo. Ante este hecho, debemos aprender a navegar por una realidad de la mano de la incertidumbre.
Dra. Olga Martin Díaz
MASAM
Olga Martín Díaz
Col-M-12996
Psicólogo especialista en Psicología Clínica
Psicóloga Forense y Criminóloga, Máster en Psicoterapia
Especialista europeo en Psicoterapia Europsy
Profesora del Máster General Sanitario de Psicología en TCA, UNAV, Pamplona
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