El concepto de identificación es central y básico para la comprensión del desarrollo y organización de la personalidad.
Tal como lo sostuvo Freud, constituye la forma más primitiva del enlace afectivo con otra persona pero no debe confundirse este proceso con el que corresponde al de la imitación. La identificación no es una categoría de conducta; es un mecanismo inconsciente que produce modificaciones perdurables en el sujeto.
La identificación interviene en toda relación humana estableciendo la corriente de empatía entre el individuo y el objeto, ya que no sólo tiende a asimilar sus actitudes, sus gestos o emociones, sino que permite situarse en el lugar del otro para comprender mejor su comportamiento y su conducta. Pero no debe confundirse este proceso con el que corresponde al de la imitación. El desarrollo del yo se realiza, por consiguiente, gracias a las sucesivas identificaciones.
El proceso de identificación está estrechamente relacionado con el aprendizaje; el proceso de aprendizaje tiene también a contribuir a una cierta estructuración de los procesos intrapsíquicos, pero de un modo distinto a la estructuración determinada por el proceso de identificación
Los procesos de aprendizaje tiene una forma de estructuración e internalización representacional y funcional con un nivel de internalización que corresponde al aspecto más periférico del mundo interno, mientras que los procesos de identificación apuntan a la estructuración psíquica y su nivel de internalización está en la parte central del mundo interno.
En la medida en que las identificaciones son específicamente modificaciones estructurales del yo, llegan a conformar la estructura básica de la personalidad.
El término “identificación” en su acepción más amplia comprende el conjunto de mecanismos y funciones que determinan como resultado el activo proceso estructurante que ocurre dentro del yo, sobre la base de la selección, inclusión y eliminación de elementos provenientes de los objetos externos y/o internos que formarán los componentes que ampliarán la estructura rudimentaria del yo de los primeros instantes de la vida
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