LOUCOS OU CONSCIENTES

La psicopatía se caracteriza esencialmente por el trastorno del pensamiento, la intolerancia frente a las frustraciones y la tendencia a la acción.

En todo psicópata deberían considerarse los siguientes aspectos:

La existencia de un vínculo narcisista formado por una parte del self y otra que contiene un objeto-pecho mutilado por la avidez y la envidia. Este vínculo no ha podido ser metabolizado por el yo y conserva latentemente su violencia, peligrosidad y persecución.

A esta situación se suma la reacción provocada por las identificaciones proyectivas violentas recibidas de los padres. Es probable que la madre del psicópata no haya podido hacerse cargo de sus identificaciones proyectivas infantiles haciéndolo víctima de la proyección de sus propias relaciones conflictivas.

La irrupción masiva de estas identificaciones proyectivas potencializa la peligrosidad del primitivo vínculo narcisista enquistado, obligando al yo a extremar sus recursos defensivos.

Entre los mecanismos utilizados se encuentra una combinación de mecanismos maníacos y un particular tipo de disociación para mantener aislados los «cuerpos enquistados» del resto del self. Estas defensas maníacas coexisten frecuentemente con los síntomas psicopáticos o bien los preceden, ya que su fracaso implica la aparición o la intensificación de la sintomatología psicopática.

Esa particular forma de disociación determina que estos pacientes a lo largo de su vida busquen ávidamente bienestares materiales sin admitir la existencia de un objeto vivo del cual dependen. Son incapaces de demostrar gratitud o interés por los demás o por sí mismos. Sólo pueden tener relaciones con los otros tratándolos como objetos inanimados o cosas, sin poder vincularse a ellos como seres vivos.

Los «cuerpos enquistados» (que contienen los vínculos narcisistas y las identificaciones proyectivas invasoras) no siempre mantienen su pasividad e inocuidad. Por el contrario, se reactivan ante cualquier circunstancia y se manifiestan entonces como un núcleo superyoico sádico que maltrata al resto del yo.

Cuando las frustraciones se hacen ya intolerables para el yo del psicópata, por estar debilitado por el funcionamiento de las defensas regresivas, se produce una ruptura del equilibrio. La consecuencia es el aumento de la peligrosidad y violencia de los cuerpos enquistados. Otra fuente productora de tensión es el fracaso del mantenimiento de la disociación.

Es entonces cuando el yo del psicópata, para liberarse de esta tensión insoportable, recurre desesperadamente a la utilización de violentas identificaciones proyectivas. Esto sumado a los vínculos narcisistas conflictivos y a un yo debilitado para tolerar frustraciones lleva al psicópata a buscar objetos en quienes descargar sus identificaciones proyectivas.

Cuando no encuentra objetos apropiados es frecuente observar que el psicópata toma a su propio cuerpo como depositario de esas identificaciones.

Comprender lo que ocurre en el objeto depositario de la identificación proyectiva violenta del psicópata, permitirá comprender lo que sucede en el propio psicópata cuando se ve impulsado a actuar.

Otro de los factores importantes en este proceso es la profunda necesidad de proyectar la culpa que sienten estos pacientes, ya que no pueden tolerarla ni manejarla por sentir su yo demasiado débil. De ahí que estas personas aparezcan con una pronunciada falta de responsabilidad y de sentido ético; suelen ser crueles e inescrupulosas.

Uno de los interrogantes que se plantea frente a la personalidad psicopática caracterizada por la labilidad de su yo, su incapacidad de tolerar la frustración, el trastorno de su pensamiento y la necesidad de usar lenguaje de acción, sus fuertes componentes narcisistas y creencia en la omnipotencia, la utilización de un splitting masivo y de excesiva identificación proyectiva, es por qué no son psicóticos. Precisamente, a pesar de la gravedad de sus síntomas, sobre todo en algunos casos, se mantienen en contacto con la realidad.

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