¿Qué ocurre cuando la obsesión por la delgadez se junta con el deseo de salir y beber, tan habitual en los jóvenes de nuestra sociedad?

¿Quién no ha oído en algún momento que beber alcohol engorda? Las bebidas alcohólicas tienen Drunkmuchas de las denominadas “calorías vacías”, es decir, que no tienen ningún valor nutricional. Actualmente empezamos a encontrarnos ante personas, sobre todo entre las chicas jóvenes, que saben esto y se plantean cómo hacer para salir, disfrutar y beber sin que ello suponga aumentar de peso.

La solución a la que muchas de ellas han llegado es, cuanto menos, alarmante. Se conoce popularmente como drunkorexia y consiste en no comer para compensar así las calorías que se ingerirán posteriormente con el alcohol; además esto tiene otras peligrosas “ventajas” y es que, al beber con el estómago vacío, el alcohol afecta más rápido y en mayor medida por lo que no es necesario beber tanto para alcanzar el mismo nivel de embriaguez.

La obsesión por el cuerpo y la imagen está haciendo que la drunkorexia sea un problema cada vez más habitual ya que les permite salir y beber, con la aceptación social que esto supone. El problema es que beber alcohol cuando el cuerpo no tiene los nutrientes necesarios (recordemos que el alcohol sólo aporta calorías vacías) tiene unos efectos muy perjudiciales para la salud y, además, es mucho más sencillo “pasarse” bebiendo.

La drunkorexia es considerada por muchos como una forma de anorexia, de hecho el término proviene de la mezcla de las palabras drunk (ebrio en inglés) y anorexia. La mezcla de la conducta restrictiva del alimento y la ingesta (en muchas ocasiones exagerada y rápida) de alcohol es doblemente peligrosa ya que implica, por un lado, un trastorno de la conducta alimentaria, consecuencias graves para la salud (se deteriora el estado nutricional, afecta al metabolismo y al desarrollo del cerebro) e incluso la posibilidad de desarrollar una adicción al alcohol.

Ainara Rivas Olivera
Psicóloga en MasaM

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