La hipocondría se define, según la RAE, como la preocupación exagerada por la salud, llegando la persona a sugestionar los síntomas que presenta y a creer que tiene una enfermedad.

Los hipocondriacos se caracterizan por tener un fondo obsesivo que los lleva a no poder parar de explorarse el cuerpo por miedo a tener alguna enfermedad. Esto les conduce a tener de forma constante y repetitiva miedos anticipatorios, del tipo “y si…”. Por ejemplo, “y si este dolor de cabeza en realidad es un cáncer”.

Durante el confinamiento hemos vivido un exceso de información incierta acerca del virus y de cómo comportarnos ante el mismo; por ejemplo, un día escuchamos y leímos en los medios de comunicación que la mascarilla era obligatoria para evitar contagios, a la semana siguiente la OMS dice que la mascarilla no es necesaria y que no evita nuevos contagios. Esto ha provocado mucha incertidumbre, miedo, irritabilidad y aprensión. Además, durante los meses que hemos estado en aislamiento por el confinamiento nuestro sistema inmune se ha visto alterado por estar de forma permanente en un entorno “artificial”; esto, ha provocado pequeñas alteraciones en el organismo que el hipocondríaco ha tendido y tiende a magnificar y a identificar como coronavirus.

Esta situación de covid-19 estaba siendo vivida como una gripe fuerte por todo el gremio médico debido a la falta de información por parte de la OMS y los datos erróneos e inciertos recibidos desde China. Solo gracias a la información recibida desde Italia, el resto de Europa pudo reaccionar. Nunca antes, en el siglo XXI, nos habíamos enfrentado a una pandemia de tal calibre, capaz de paralizar países y continentes enteros. Por tanto, ¿es justificable la aprensión y el miedo del hipocondriaco?

Con la llegada de la “nueva normalidad”, muchas personas se han negado a volver a sus trabajos, a salir a cenar o incluso a realizar gestiones necesarias como ir a la farmacia o el supermercado. En un principio puede parecer que es mejor que el hipocondríaco no salga de casa, ya que eso le puede provocar ansiedad, y se piensa que estando días en casa se le pasará, pero no es así. Lo peor que puede hacer un hipocondriaco es quedarse en casa, aislado, sin hacer nada. El no salir de casa para “prevenir” provoca que el hipocondríaco tenga todo el tiempo del mundo para explorarse y, por tanto, su cabeza se llena de más pensamientos obsesivos y miedos anticipatorios. Además, por si esto no fuera poco, las personas hipocondriacas al no salir de casa por el famoso “y si…”, tienden a aislarse, y poco a poco su círculo social se va reduciendo.

Un hipocondriaco tiene también una característica muy significativa que consiste en un estado de hiperalerta constante. Con esto queremos decir que la persona hipocondriaca es capaz de detectar con rigurosidad si se está cumpliendo la distancia de seguridad interpersonal, si una persona que está en la acera del otro lado lleva correctamente la mascarilla o si unas manos están adecuadamente limpias. Esto provoca mucha ansiedad y esa ansiedad hace que la persona evite salir de casa y se limite a estar en espacios donde siente que no puede contagiarse.

Es importante que el hipocondríaco tenga mucha voluntad para poder trabajar sus pensamientos obsesivos y para salir a la calle, aunque crea que se pueda contagiar. Evitar el aislamiento del hipocondríaco es la tarea más importante, porque cuanto menos tiempo tenga para autoexplorarse las obsesiones se reducirán.

A pesar de que las fábricas de China cerraron a finales de año, la producción de mascarillas, guantes y material sanitario para el resto del mundo se dejó en sus manos. Esto provocó la exportación de materiales defectuosos a otros países. Si a esto se le añade toda la información incierta que hemos recibido durante el confinamiento o más bien la falta de información adecuada y rigurosa por parte de los políticos y jefes sanitarios, ¿es el hipocondríaco una consecuencia del debacle sanitario y económico que estamos viviendo, o es simplemente una personalidad obsesiva la que provoca esto en la persona?

 

Dra. Olga Martin Díaz                                                                           Dña. Begoña García Vericat

olgamartindiaz@gmail.com                                                                 b.garcia.vericat@gmail.com

MASAM                                                                                                    Psicóloga MPGS

Olga Martín Díaz
Col-M-12996
Psicólogo especialista en Psicología Clínica
Psicóloga Forense y Criminóloga, Máster en Psicoterapia
Especialista europeo en Psicoterapia Europsy
Profesora del Máster General Sanitario de Psicología en TCA, UNAV, Pamplona

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