Actualmente, y según datos de la asociación española contra el cáncer (AECC), el cáncer de mama es el tumor más frecuente entre las mujeres occidentales; de hecho, en España se diagnostican alrededor de 25.000 nuevos cánceres de mama al año y 1 de cada 8 mujeres tendrá cáncer de mama a lo largo de su vida.

Algunas de las señales de alerta del cuerpo a las que hay que prestar especial atención son las siguientes:

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El sufrimiento psicológico que trae consigo una enfermedad como el cáncer de mama se traduce en ansiedad, depresión, insomnio, sentimientos de vergüenza y de inutilidad, sí como en un descenso de la autoestima. Esto lleva a que las repercusiones del cáncer de mama sobre quien lo sufre se muestren en todas las esferas de su vida, es decir, a nivel familiar, de pareja, laboral y, por supuesto, a nivel social.

El peor momento, emocionalmente hablando, se da con el diagnóstico y el inicio de la enfermedad; tras esta primera fase se produce una adaptación a la mueva situación, con lo que las pacientes consiguen recuperar un estado emocional más similar al de las personas sanas.

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El principal problema se da cuando la paciente no consigue aceptar por completo el cáncer de mama ya que esto trae consigo sentimientos como ira, temor o incluso desesperanza. Además, en muchas de las ocasiones, un diagnóstico de cáncer de mama trae consigo la necesidad de realizar una intervención quirúrgica más o menos mutilante que, obviamente, puede tener graves consecuencias psicológicas para las pacientes, especialmente en lo que se refiere a su autoestima, debido al cambio en su imagen corporal.

Esto nos lleva a formular una importante pregunta, ¿cómo se puede conseguir una adaptación a una situación como el diagnóstico de un cáncer de mama?

Esta difícil situación hace que las pacientes tengan que desplegar una serie de recursos de afrontamiento, el bienestar psicológico que consigan alcanzar estas pacientes dependerá en gran parte de su capacidad para movilizar estos recursos. La personalidad de la mujer que afronta el cáncer de mama condicionará el afrontamiento del mismo y, por tanto, también su bienestar.

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Las características de personalidad que más se a social al bienestar psicológico son la autoconfianza, la estabilidad emocional, la fortaleza, la afectividad positiva, la autoestima, la autodeterminación y la habilidad de competencia. Además, también cobra especial importancia lo que Antonovsky definió en 1971 como “sentido de coherencia”, que se define como la capacidad de una persona para afrontar las demandas del medio, percibir los desafíos que lo movilizan y orientarlo positivamente hacia la vida.

Otros importantes factores a la hora de facilitar la adaptación y el bienestar de las mujeres con cáncer de mama son el control percibido de la situación (ya que las sensación de control facilita que despleguemos estrategias de afrontamiento activo y, a la larga, el bienestar) y, por supuesto, el apoyo social, ya que es un muy buen recurso de afrontamiento del estrés.

Para facilitar la adaptación de las mujeres a la situación es necesario que existan estrategias de atención sanitaria que incluyan, además del indudable aspecto médico, el aspecto psicológico, y que promuevan su bienestar psicológico.

Ainara Rivas Olivera
Psicóloga en MasaM

Para leer más sobre este tema podéis consultar el siguiente artículo:

Bienestar psicológico y cáncer de mama.

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