La adicción al trabajo es un cuadro clínico del que aún no se conocen las características con detalle (de hecho, no se contempla en las nosologías psiquiátricas DSM-IV, DSM-5 o ICD-10), pero se sabe que existen distintos perfiles de workaholic y se han establecido distintas clasificaciones. Rohrlich (1992) establece la siguiente:
- Trabajador ambicioso: lucha para conseguir sus objetivos.
- Trabajador competitivo: necesita mostrarse superior.
- Trabajador culpabilizado: se somete a esa sobrecarga debido a un imperativo ético.
- Trabajador inseguro: busca aprobación y, con ello, aumento de autoestima.
- Trabajador aislado y solitario: usa el trabajo como sustitutivo de las relaciones ya que carece de vínculos sólidos.
Naughton (1987) se basa en las variables de grado de compromiso y presencia de rasgos obsesivos para proponer la siguiente clasificación:
- Trabajador adicto e implicado en el trabajo: elevado compromiso y bajo nivel de rasgos obsesivos.
- Trabajador adicto y obsesivo: elevado compromiso y presencia de rasgos obsesivos.
Por su parte, Scott, Moore y Micelli (1997) proponen tres tipos de workaholic:
- Compulsivo dependiente: altos niveles de ansiedad, estrés, problemas psicológicos y fisiológicos, negativamente orientado a la productividad y la satisfacción con la vida.
- Perfeccionista: alto estrés, problemas psicológicos y fisiológicos, relaciones interpersonales hostiles, baja satisfacción y productividad, rotación laboral y absentismo.
- Orientado al logro: buenos niveles de salud, rendimiento y satisfacción laboral así como de relaciones interpersonales.
Referencias:
Bryan E. Robinson, (1998). Chained to the Desk: A Guidebook for Workaholics, Their Partners and Children, and the Clinicians Who Treat Them New York University Press, pp.52-54
Del Líbano, Mario; Llorens, Susana; Salanova, Marisa; Schaufeli, Wilmar (2010). Validity of a brief workaholism scale. PSICOTHEMA 22(1): 143-150.
Ainara Rivas Olivera
Psicóloga en MasaM
Deja un comentario