Los adolescentes viven muchos cambios (tanto psicológicos como físicos o incluso sociales) que suelen ser percibidos como estresantes, por lo que la forma en la que se adapten a dichos cambios, es decir, sus estrategias de afrontamiento ante el estrés, puede ser un importante mediador. De hecho, se ha encontrado relación entre presentar estilos de afrontamiento poco adaptativos y la aparición de trastornos de alimentación así como con una mayor gravedad de estos (por ejemplo, darse más atracones).

Los adolescentes, tanto las chicas como los chicos, con más tendencia a usar un estilo de afrontamiento de huida autopunitiva (es decir, que usan estrategias como no afrontar el problema, reducir la tensión y autoinculparse) presentan un mayor riesgo de desarrollar un trastorno de la conducta alimentaria. La diferencia de género que se puede encontrar es que las chicas tienen más tendencia a usar las estrategias de evitar el problema y reducir la tensión, mientras que los chicos son más propensos a autoinculparse.

tca1Estos resultados son muy coherentes ya que, por un lado, negar el problema y no afrontarlo no hace que desaparezca, por lo que la tensión, e incluso la ansiedad, van a seguir presentes; por otro lado, usar estrategias de reducción de la tensión se puede referir a llorar, gritar, fumar, beber o incluso darse un atracón de comida y, por último, esa tendencia a autoinculparse implicaría también a ese lado más crítico de la persona, que se responsabiliza y se ve incapaz de hacer frente a sus problemas; nos encontraríamos ante un caldo de cultivo perfecto para desarrollar un trastorno de la conducta alimentaria.

Estos datos pueden ser muy relevantes a la hora de plantear estrategias de prevención con respecto a los trastornos de la conducta alimentaria. Esta investigación muestra que los adolescentes con más riesgo de desarrollar este tipo de trastorno disponen de estrategias más adaptativas para resolver problemas pero no las ponen en juego, probablemente por una percepción subjetiva de los problemas como más intensos y de sí mismos como más incapaces. Esto implica que se podría llevar a cabo un programa de prevención que pusiera el énfasis en mostrar a los adolescentes que son capaces de resolver problemas, no se trataría simplemente de enseñarles estrategias de resolución de los mismos o darles técnicas más adaptativas de manejo de sus emociones sino que quizás sería adecuado poner el énfasis en las capacidades que tienen, lograr que se sientan hábiles para enfrentarse a sus propios problemas, ayudarles a construir una mejor autoestima a través de experiencias positivas en lo que se refiere a la resolución de esas problemáticas.

Ainara Rivas Olivera
Psicóloga en MasaM

Referencias:

Pamies, L., Quiles, Y. (2012). Estrategias de afrontamiento evitativas y riesgo de desarrollar un trastorno de la conducta alimentaria en adolescentes. Psicothema. 24(2) 230-235.

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